El Santo Padre reflexionó también sobre la “circularidad” que existe entre las tres virtudes teologales: fe, esperanza y caridad. “La esperanza nace de la fe, que la alimenta y sostiene, sobre el fundamento de la caridad, que es madre de todas las virtudes. Y de la caridad tenemos necesidad hoy, ahora”, dijo.
Por ello, aseguró que la caridad es una realidad que “compromete, orientando nuestras decisiones al bien común”. “Quien carece de caridad no solo carece de fe y esperanza, sino que quita esperanza a su prójimo”, agregó.
Al referirse específicamente a la esperanza cristiana a la que remite la Palabra de Dios, señaló que es una “certeza en el camino de la vida”, porque no depende de la fuerza humana sino de la promesa de Dios, que es siempre fiel.
Por eso, indicó que los cristianos desde los orígenes quisieron identificar la esperanza con el símbolo del ancla, que da estabilidad y seguridad. “En medio de las pruebas de la vida, la esperanza se anima con la certeza firme y alentadora del amor de Dios, derramado en los corazones por el Espíritu Santo. Por eso no defrauda” reiteró.
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La caridad es el mayor mandamiento social de la Iglesia 3v361t
Por ello, subrayó que la invitación bíblica a la esperanza conlleva, “el deber de asumir responsabilidades coherentes en la historia, sin dilaciones”. En este sentido, aseguró que la caridad “representa el mayor mandamiento social”, tal y como señala el Catecismo de la Iglesia Católica en el numeral 1889.
Y afirmó: “La pobreza tiene causas estructurales que deben ser afrontadas y eliminadas. Mientras esto sucede, todos estamos llamados a crear nuevos signos de esperanza que testimonien la caridad cristiana, como lo hicieron muchos santos y santas de todas las épocas”.
Para el Papa, los hospitales y las escuelas son instituciones creadas para expresar la acogida hacia los más débiles y marginados que “deberían formar parte ya de las políticas públicas de todo país”. Sin embargo, lamentó que “las guerras y desigualdades con frecuencia lo impiden”.
Asimismo destacó como ejemplos concretos de esperanza “las casas-familia, las comunidades para menores, los centros de escucha y acogida, los comedores para los pobres, los albergues, las escuelas populares”.
Y añadió: “cuántos signos, a menudo escondidos, a los que quizás no prestamos atención y, sin embargo, tan importantes para sacudirnos de la indiferencia y motivar el compromiso en las distintas formas de voluntariado”.