Quizás muchos católicos se preguntan hoy quién es el santo de cabecera del Papa León XIV. Un sacerdote misionero peruano, amigo cercano del Pontífice y hombre de su confianza, reveló la historia de esta desconocida devoción del Santo Padre, quien solía rezarle de rodillas en una pequeña capilla ubicada en Chiclayo, en el norte del Perú.
“San Nicolás de Tolentino es, sin duda, su santo de cabecera. Es el protector de su profesión perpetua, su gran devoción dentro de la espiritualidad agustina”, aseguró el sacerdote peruano David Farfán Guerrero, a quien el Santo Padre conoció en 1985 en Chulucanas, en el departamento de Piura.
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El P. Farfán, que sirve como párroco del templo de Santo Toribio de Mogrovejo de Zaña desde hace unos 10 años, recibió a ACI Prensa en el centro poblado de San Nicolás, específicamente en la humilde capilla de la localidad dedicada a San Nicolás de Tolentino, considerado el primer santo de la Orden de San Agustín y que vivió en el siglo XIII.
“Este lugar es muy especial en la vida de Su Santidad, porque aquí es donde, como yo suelo decir, ‘ponía a prueba sus rodillas’. Apenas él llegaba, entraba y hacía oración al santo patrono de su profesión perpetua”, contó el sacerdote, quien en el pasado fue misionero en Canadá y las Filipinas.
Capilla dedicada a San Nicolás de Tolentino, centro poblado de San Nicolás, Chiclayo, Perú. Crédito: Diego López Marina - EWTN News
El entonces Fray Robert Prevost —hoy León XIV— profesó sus votos solemnes (o perpetuos) con los agustinos el 29 de agosto de 1981 y tomó como santo patrono a este místico italiano. Años más tarde, sus hermanos en la Orden nombraron a Prevost el Prior General durante el Capítulo General Ordinario de 2001, y le renovaron la confianza para un segundo mandato en 2007.
Adoptar un santo al hacer los votos —también llamado “patrón” o “intercesor”— es una costumbre común en algunas órdenes religiosas. Consiste en elegir a un santo cuya vida sirva de ejemplo y ayuda espiritual para vivir mejor la entrega a Dios y cumplir con los compromisos asumidos.
Según el P. Farfán, el entonces Obispo de Chiclayo (2015-2023), Mons. Robert Prevost, “jamás imaginó que, en Chiclayo, dentro de la diócesis, encontraría una capilla y un centro poblado dedicados justamente a este santo”.
“Cuando llegó como obispo, descubrió su existencia, y entonces adoptó la costumbre de pedir la llave del templo, entrar solo y orar allí frente a la imagen del santo. Aquí mismo”, relató con emoción.
Imagen de San Nicolás de Tolentino que data del siglo XVII y a la que el Papa León XIV le rezaba cuando era Obispo de Chiclayo. Crédito: Diego López Marina - EWTN News
El vínculo con esta capilla se fortaleció aún más cuando el entonces Mons. Prevost fue encargado de la formación de los agustinos en Trujillo.
“Solía hacer que los novicios peregrinaran a pie desde el distrito de Guadalupe hasta aquí [más de 50 km], y luego continuaban hasta Pomalca y Tumán [unos 40 km], donde también hubo presencia agustina. Yo mismo he recibido aquí a varios novicios”, concluyó el presbítero con una sonrisa.
La imagen de San Nicolás en Zaña no sólo es testigo de siglos de fe, sino también eco visible de la devoción que acompaña al Papa León XIV desde sus inicios como fraile.
La historia de la imagen de San Nicolás 3z6mi
Al referirse a la imagen de San Nicolás de Tolentino dentro de la capilla, el P. Farfán explicó que es la más antigua de Zaña. Según el restaurador que la intervino —explica el presbítero—, tiene más de 450 años, lo que la vincula directamente con la llegada de los agustinos a esta región.
Interior de la humilde capilla dedica a San Nicolás de Tolentino. Crédito: Diego López Marina - EWTN News
La historia de la presencia agustina en Zaña se remonta al siglo XVI, cuando se fundó el Convento de San Agustín, uno de los centros más importantes de devoción a San Nicolás de Tolentino en el norte del Perú.
“Eso indica que los agustinos que llegaron al Convento San Agustín de Zaña la trajeron desde Europa; la imagen ya existía allá, simplemente fue trasladada. No sabemos quién la hizo ni el año exacto en que llegó, pero como conocemos la fecha en que se fundó el convento, suponemos que vino junto con los primeros frailes que se instalaron allí”, explicó.
Imagen de San Nicolás a la que le rezaba el entonces Mons. Robert Prevost. Crédito: Diego López Marina - EWTN News
El P. Farfán considera que, lo más probable, es que esta imagen haya estado originalmente en el altar mayor del convento, donde había un presbiterio y un altar principal. “Es casi seguro que estuvo allí”, afirmó.
Según el cronista Fray Antonio de la Calancha, San Nicolás de Tolentino obró numerosos milagros en el pueblo de Zaña, lo que atrajo una gran devoción popular y generosas limosnas para la Orden.
Un santo cercano y austero: San Nicolás de Tolentino 4b35q
San Nicolás de Tolentino fue un humilde fraile agustino que dedicó su vida a consolar a los enfermos, predicar con el ejemplo y orar por las almas del purgatorio.
El santo italiano es considerado el primer santo de la Orden de San Agustín. Nació alrededor del año 1245 en Sant’Angelo in Pontano, Italia, pero su nombre quedó ligado para siempre a Tolentino, donde vivió y sirvió durante 30 años. Desde joven ingresó en la comunidad agustina de su pueblo, donde empezó su camino como novicio y estudiante. Fue ordenado sacerdote hacia 1273 y poco después enviado a Tolentino, ciudad que se convertiría en el centro de su intensa labor pastoral.
San Nicolás de Tolentino. Crédito: Province of Our Mother of Good Counsel of the Augustinian Order
Según la Orden de San Agustín, Nicolás no destacó por su erudición ni por escribir grandes obras, sino por algo mucho más importante: su cercanía al pueblo, su profunda vida de oración y su entrega total a los más necesitados. Recorría los barrios humildes, consolaba a los enfermos y moribundos, confesaba sin descanso y buscaba siempre aliviar el sufrimiento, tanto físico como espiritual. Vivía con austeridad, pero con una alegría que contagiaba. Poco antes de morir, cuando le preguntaron por qué se le veía tan contento, respondió con serenidad: “Porque mi Dios y Señor Jesucristo, acompañado de su Santa Madre y de mi Santo Padre Agustín, me está diciendo: ¡Vamos! Siervo bueno y fiel, entra en el gozo de tu Señor”.
A lo largo de su vida —y aún después de su muerte en 1305— se le atribuyeron numerosos milagros. Es patrono de las almas del purgatorio y protector contra la peste, los incendios y la tartamudez. Su canonización fue celebrada por el Papa Eugenio IV en 1446, en plena solemnidad de Pentecostés, y para muchos sigue siendo un modelo de entrega silenciosa, oración constante y caridad sin límites.
La profunda devoción del Papa León XIV a San Nicolás de Tolentino no sólo revela sus raíces agustinas, sino también el alma de un pastor que, como el santo del siglo XIII, consuela, ora y camina humildemente junto a su pueblo.
Oración a San Nicolás de Tolentino por las almas del purgatorio 1o26u
¡Oh glorioso Taumaturgo y Protector de las almas del purgatorio, San Nicolás de Tolentino! Con todo el afecto de mi alma te ruego que interpongas tu poderosa intercesión en favor de esas almas benditas, consiguiendo de la divina clemencia la condonación de todos sus delitos y sus penas, para que saliendo de aquella tenebrosa cárcel de dolores, vayan a gozar en el cielo de la visión beatífica de Dios. Y a mi, tu devoto siervo, alcánzame, ¡oh gran santo!, la más viva compasión y la más ardiente caridad hacia aquellas almas queridas.
Diego López Marina
Nací en 1991. Soy licenciado en Ciencias de la Comunicación. Desde 2015 trabajo como periodista digital. Inicié mi carrera en el Diario El Comercio de Perú. En 2016, comencé como redactor en ACI Prensa y me desempeño como editor web desde 2018. A partir de 2024, escribo el newsletter para social media. Me especializo en noticias católicas centradas en la defensa de la vida y la familia, política internacional, tecnología, cultura popular y el Vaticano.
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