El Instituto para las obras de Religión (IOR), conocido popularmente como “Banco del Vaticano” —una pequeña entidad financiera con poco más de cien empleados creada por Pío XII en 1942—, obtuvo un beneficio neto de 32,8 millones de euros en 2024, respecto a los 30,6 millones del 2023.
Tal y como se indica en el Informe Anual publicado hoy por la Oficina de Prensa de la Santa Sede, el beneficio neto de los 32,8 millones de euros supone un incremento del 7% respecto a 2023.
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Este resultado, según el informe, se debe al crecimiento de los ingresos de margen interés (+5,8%); de los ingresos por comisiones (+13,2%) y del margen de intermediación (+3,6%), junto a otras medidas que han puesto en práctica un estricto control de costes.
El reporte también informó de los beneficios que se redistribuyeron al Papa y a otras partidas presupuestarias de la Santa Sede.
Como establece el estatuto del IOR, el informe fue posteriormente remitido a la Comisión de Cardenales, que autorizó la distribución de un dividendo de 13,8 millones de euros al Santo Padre.
Un gesto que —según el Vaticano— reafirma “el compromiso del Instituto con su misión de apoyo a obras religiosas y de caridad”.